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Homilía 4to Domingo de Cuaresma 19/03/2023

Los textos bíblicos de este Cuarto Domingo de Cuaresma nos invitan a esperar en la Luz que Cristo nos trae. La presencia luminosa de Jesús es  para aprender a ver donde no nos alcanza con nuestra miope visión.  La mirada que Dios nos da es distinta a la nuestra.

Dios dice a Samuel en la elección de David: “Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón». Por la gracia del Bautismo nosotros recibimos en el corazón ese Fuego- Luz que nos regala Cristo Resucitado. Hoy en la Carta de San Pablo a los Efesios 5,8-14, el Apóstol nos dice: “hermanos: antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.

 ¿Cómo nos damos cuenta si andamos en la luz? Por los frutos: “el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad”, relata hoy la carta a los Efesios.

Muchas veces cuando erramos en el camino personalmente o como familia, sociedad, como  fruto de esa falta de visión, solemos culparnos. Decía Benedicto XVI comentando el evangelio de hoy: “Ante el hombre marcado por su limitación y por el sufrimiento, Jesús no piensa en posibles culpas, sino en la voluntad de Dios que ha creado al hombre para la vida. Y por eso declara solemnemente: «Tengo que hacer las obras del que me ha enviado. (…) Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo» (Jn 9, 4-5).

Dios sigue en su obra creadora separando la luz de las tinieblas y nos invita a participar en ese ejercicio, solo nos pide que no nos durmamos: “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará.” El es la luz que nos permite atravesar las oscuras quebradas sin temor a las fuerzas del mal.

El tiempo que nos toca vivir como sociedad se presenta oscuro, estamos como el ciego clamando por la luz que nos permita atravesar este momento.

Veamos que hace Jesús con un poco de tierra y de saliva hace barro y lo unta en los ojos del ciego. Este gesto alude a la creación del hombre, que la Biblia narra con el símbolo de la tierra modelada y animada por el soplo de Dios (cf. Gn 2, 7). De hecho, «Adán» significa «suelo», y el cuerpo humano está efectivamente compuesto por elementos de la tierra. Al curar al hombre, Jesús realiza una nueva creación.

De eso se trata de dejarnos alcanzar por la Luz de Cristo y a partir de una nueva visión participar con El de una nueva creación.

Cuantas veces escuchamos decir o decimos es necesario recrear mi vida, hay que empezar de nuevo a reconstruir nuestra sociedad, etc. No nos alcanzan nuestros diagnósticos, ni nuestras buenas intenciones, si no despertamos y abrimos los ojos a dar la verdadera batalla

La titánica batalla dura y persiste aún:

Es el combate entre la ciega sombra

y la fecunda luz.

¡Ni un instante de tregua y de reposo! en la tierra, en el mar,

en el espacio, en la conciencia humana  siempre lidiando están.

La reconstrucción después de las derrotas, el reiniciar después de la experiencia del fracaso, suponen dos actitudes que Francisco bien plantea en Gaudete et Exúltate : estar despiertos y confiados

(…) la santidad es también una lucha constante. Quien no quiera reconocerlo se verá expuesto al fracaso o a la mediocridad. Para el combate tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero. Si nos descuidamos nos seducirán fácilmente las falsas promesas del mal, porque, como decía el santo cura Brochero, «¿qué importa que Lucifer os prometa liberar y aun os arroje al seno de todos sus bienes, si son bienes engañosos, si son bienes envenenados?»

En este camino, el desarrollo de lo bueno, la maduración espiritual y el crecimiento del amor son el mejor contrapeso ante el mal. Nadie resiste si opta por quedarse en un punto muerto, si se conforma con poco, si deja de soñar con ofrecerle al Señor una entrega más bella. Menos aún si cae en un espíritu de derrota, porque «el que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. […] El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal»

MISA ACCIÓN DE GRACIAS POR LOS 10 AÑOS DE FRANCISCO

El día Lunes 13 de marzo se realizó en nuestra Iglesia Catedral la Celebración Eucarística dando gracias por los 10 años de pontificado del Papa Francisco. Presidida por Monseñor Ángel Rossi, concelebrada por todos los obispos de Córdoba en la que participaron autoridades, laicos y religiosos de la región.

«Y como Jesús, el Papa Francisco tampoco es un profeta bien visto en su tierra. Y es que los profetas incomodan … El Papa Francisco no tiene pelos en la lengua: cuestiona la mentalidad individualista y la idolatría de la economía de mercado … y con su sencillez pone en jaque tanto a honorables eclesiásticos que creen que seguimos en el Renacimiento, como a respetables cristianos acomodados que creen que pecar es ir solamente contra el sexto mandamiento.» Monseñor Ángel Rossi.

Homilía 2do Domingo de Cuaresma 05/03/2023


A través de la Transfiguración, los tres discípulos están llamados a reconocer en Jesús al Hijo de Dios resplandeciente de gloria. Avanzan en el conocimiento de su Maestro, dándose cuenta de que el aspecto humano no expresa toda su realidad; a sus ojos se revela la dimensión sobrenatural y divina de Jesús. Esto lo confirma desde arriba una voz que dice: «Este es mi Hijo amado […]. Escuchenlo» (v. 5). Es el Padre celestial quien confirma la investidura de Jesús invitando a los discípulos a escucharlo y seguirlo. Como a Abraham animarnos a dejar lo conocido, la propia tierra, para transitar por el camino de lo no sabido, en fe. “Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré.”

Dice Francisco en el mensaje de Cuaresma del 2023: “en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis… Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña.

En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípulos, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús lo seguimos en comunidad, juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje.

Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor.

Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena.

El camino ascético cuaresmal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, Francisco proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. En las Escrituras, en los acontecimientos.

Y añade también otro aspecto, muy importante en el proceso: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal.

Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”.

 San Juan de la Cruz, en el camino de perfección, en la subida al monte, cuando Dios invita a avanzar hasta donde nos quiere llevar de nada tras nada para abrazarnos al todo, reza:

Para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada.

Para venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada.

Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada.

Para venir a serlo todo, no quieras ser algo en nada.

Para venir a lo que gustas, has de ir por donde no gustas.

Para venir a lo que no sabes, has de ir por donde no sabes.

Para venir a poseer lo que no posees, has de ir por donde no posees.

Para venir a lo que no eres, has de ir por donde no eres.

Cuando reparas en algo, dejas de arrojarte al todo.

Para venir del todo al todo, has de dejarte del todo en todo, y cuando lo vengas del todo a tener has de tenerlo sin nada querer. Es en el despojo de sí mismo en el abandono en Dios y solo bajo su guía y control donde hallamos, la plenitud, nuestra transfiguración.

MENSAJE DE LOS OBISPOS DE CÓRDOBA

Esta semana todos los obispos de la Provincia de Córdoba estuvieron reunidos en Villa Cura Brochero y quieren compartirnos el siguiente mensaje:

En esta reunión participaron:

> Mons. Ángel Rossi
> Mons. Ricardo Seirutti
> Mons. Ricardo Araya
> Mons. Samuel Joffre
> Mons. Adolfo Uriona
> Mons. Gustavo Zurbriggen
> Mons. Sergio Buenanueva